Así se titula el reportaje de Diego Manrique publicado en el periódico El País del pasado día 25 de abril donde cuenta como el FBI y otras ramas del Gobierno estadounidense investigaron a intérpretes de rock, folk o pop; tal y como narra el historiador italiano Mimmo Franzinelli en su reciente libro Rock & servizi segreti.
No es que venga a descubrir nada nuevo, pues de todos es sabido de lo que era capaces el gobierno, servicios secretos y la Comisión de Actividades Antiamericanas. No vamos a ponernos a hablar de su particular "caza de brujas". Aun así espero no olvidarme de pillar este libro si alguna vez lo editan en España.
Una de las partes del reportaje que me han resultado más graciosas (pero por las cosas que me dan por pensar) es este párrafo que pongo a continuación:
"Grace Slick, cantante de Jefferson Airplane, estudió con la hija de Richard Nixon; invitada a la Casa Blanca, se presentó con el activista Abbie Hoffman: planeaban deslizar LSD en la copa del presidente".
De haberse materializado estoy convencido que Nixon hubiese visto la luz y habría dimitido (pero por otros buenos motivos), no sin antes convertirse en hippie, legalizar ciertas drogas, retirar de la noche a la mañana las tropas de Vietnam y mandar celebrar por decreto presidencial un nuevo Verano del Amor y tener la oportunidad de vivirlo en sus propias carnes. Imaginarmelo con camisa de colores, pantalones de campana, una cinta en el pelo y una flor en cada oreja bailando flipado al ritmo de la música mientras exclama el famoso ¡haz el amor y no la guerra! .... me parto. ¡Una pena que no pudieran llevar a cabo el plan!.
No es que venga a descubrir nada nuevo, pues de todos es sabido de lo que era capaces el gobierno, servicios secretos y la Comisión de Actividades Antiamericanas. No vamos a ponernos a hablar de su particular "caza de brujas". Aun así espero no olvidarme de pillar este libro si alguna vez lo editan en España.
Una de las partes del reportaje que me han resultado más graciosas (pero por las cosas que me dan por pensar) es este párrafo que pongo a continuación:
"Grace Slick, cantante de Jefferson Airplane, estudió con la hija de Richard Nixon; invitada a la Casa Blanca, se presentó con el activista Abbie Hoffman: planeaban deslizar LSD en la copa del presidente".
De haberse materializado estoy convencido que Nixon hubiese visto la luz y habría dimitido (pero por otros buenos motivos), no sin antes convertirse en hippie, legalizar ciertas drogas, retirar de la noche a la mañana las tropas de Vietnam y mandar celebrar por decreto presidencial un nuevo Verano del Amor y tener la oportunidad de vivirlo en sus propias carnes. Imaginarmelo con camisa de colores, pantalones de campana, una cinta en el pelo y una flor en cada oreja bailando flipado al ritmo de la música mientras exclama el famoso ¡haz el amor y no la guerra! .... me parto. ¡Una pena que no pudieran llevar a cabo el plan!.
Claro, también cabe la posibilidad de que le hubiese dado un mal viaje, pero no creo que fuera tan chungo como el que tuvo al contratar a ciertos colaboradores responsables de las escuchas, espionaje, sabotaje (y el escándalo que suposo) en la Sede Central del Partido Demócrata.