miércoles, 25 de noviembre de 2009

Episodio 104: Un cadaver antes de los postres (a thriller chapter)




Todo comenzó con un: "Uno de estos días me tienes que hacer arroz con bogavante".
Como no me puedo resistir a sus encantos y como diría Fernando Galindo respondí un:
Por supuesto. Ya sabes, para lo que quieras, aquí está Oskitar Marrón... un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo.







Vamos, como si tengo que ir a buscarla al George´s Club para decirla que su Arroz con Bogavante está listo.









En cuanto escuché arroz con bogavante pensé en una rica, apetitosa y tranquila comida. Con la mejor compañía posible. Calmadamente. Sin lujos. En chandal. Que coño, y en pijama. Me imaginaba poniéndome morao de un rico arroz meloso acompañado de un excelente cava rosado. Y chuperreteándome los dedos de las manos. Y demás cosas que solemos hacer cuando no hay que guardar etiqueta. Me puse a buscar la receta por internet. Aparte de perder el tiempo sucedió lo que suele suceder cuando buscas algo en la extensa red. Que te pierdes. Porque recetas de como preparar un rico o asqueroso Arroz con Bogavante existen cientos de ellas. Indudablemente y visto lo visto, decidí crear mi propia receta. Pero había algo que no iba a poder improvisar. Algo que todas las recetas (buenas y malas) tienen en común. Algo que... hizo sentirme mal desde el momento que lo leí. Y que se me erizaran los pelos del cogote. Una cosa que... para alguien como yo, que nunca he matado ni una mosca, me iba a resultar difícil de llevar a cabo. No sabía que iba a tener un Cadaver antes de los postres. Es más, incluso antes de la comida.


Pues sí. Sus peores temores son ciertos. Todo esto va de un bogavante. Si Sánchez Dragó ha escrito un libro sobre su gato, porque no voy yo a honrar o mancillar la memoria de mi bogavante tratando de escribir unos simples párrafos sobre él. Igual de honrosa y heroica fue su gesta, quien dio la vida para hacerme más llevadera mi mísera existencia. A base de saciar mi voraz apetito. Y tentado estuve de titular todo esto "Bogavanteki: inmortal y langosta". AY!, Bogavanteki mío, nuestra relación fue corta pero intensa!!






El flechazo entre Bogavanteki y yo fue al instante. Fui a buscarle a la pescadería del Carrefour, de donde le seleccione de entre otros tantos de su especie que andaban por allí. O podría decir que me seleccionó él a mi. Pues juraría que decía un "choose me, choose me". Sea como fuere, nada más verle supe que se vendría conmigo a casa. Y aunque no os lo creais, tuve que batallar por él. Un avispao anciano con prisa y mucho morro se quiso colar. Y menuda tuvimos. Últimamente la tercera edad anda muy descontrolada. Y muy despendolada. Y si van en grupo, ni les cuento. Peores que los hooligans. Yo he sido arrollado por un grupo de ancianos a la apertura del horario de visita del Monasterio de Guadalupe y se lo que me digo. Mirar y escuchar las declaraciones este macarra viejuno.








No teníamos bastante con la juventud, que anda la muchachada revuelta saltándose a la torera (a veces con insultos, otras a guantazos, algunas con videos incluidos,.....) todo lo establecido, para que ahora vengan también la tercera edad a comportarse del mismo modo. O peor. Que a estos sí que les importa todo un bledo. Y lo que más me jode es que al final todo se arregla, tanto si eres joven como viejo, con un: "ni caso, es por la edad". Hay que joderse, lo que me queda por aguantar. Demasiado viejo para el botellón. Demasiado joven para la petanca. Con estas dos frases seguro que se podría escribir una canción.
Y todo esto, aunque algunos opinéis lo contrario y no me veáis capaz de ello, me hace pensar. Porque tras visionar y analizar este video me pregunto: ¿Cual es el origen de este problema?. ¿Quizás en haber dejado a los hijos al cuidado de los mayores?. Pero ojo, ¿quién copia o imita a quién? ¿Es la juventud la que sigue los pasos de sus mayores repitiendo lo que estos hacen, o es al contrario?. ¿Será que nuestra tercera edad ha decidido desmelenarse, imitar lo que nuestros jóvenes realizan y aplicar aquello de "Para lo que me queda en el convento.....me cago dentro" ?. Pues no es por nada, pero menuda mierda que nos van a dejar. Por lo menos en el parque, lugar que frecuentan ambos grupos. Para salir al paso de estas absurdas reflexiones y del lío en el que me he metido diré lo que diría cualquier político de la oposición: la culpa es del Gobierno.














Tras la cruel, dura, violenta y esputa batalla verbal mantenida con el anciano llegó el momento de la elección. Cosa que me fue fácil realizar, pues como ya he comentado, nada mas verle supe que él era el elegido.Y tuve que hacerlo bien, dado que la pescadera me felicitó con un:

- No sabe usted ná. Menudo bogavante se lleva.
- Pues le juro que no tengo ni idea, respondí. Pero es que,... nada más verle.... bueno y por este anciano que se me quería colar. Le escuché comentar a su señora que quería éste.
- No es usted tan tonto como parece, no.
- Gracias, dije estúpidamente. Pero con esa cara estúpida que tan solo el actor de Spiderman (Tobey Maguire) es capaz de poner. Mientras pensaba que cuando me pongo me pongo.
- El jodío pesa. Eso es bueno. Si se lo va comer mañana métalo en la nevera, se conserva mejor.


Me despedí de la pescadera. Abrí la bolsa y Bogavanteki me miró con sus ojitos. Enseguida supe que era especial. Y no porque estuviera poseído, regurgitara lo comido, girara la cabeza y soltase improperios. Y eso que era americano. Sí, en las gomas que sujetaban sus pinzas había un sello estampado (parecido al de la CIA) donde ponía un USA. Ya saben como son los americanos pa sus cosas, y tentado estuve de devolverlo por ese motivo. Pero en sus ojitos pude ver que se trataba de un americano enrollao, bonachón y juerguista. Demócrata, por supuesto. Pero de los demócratas guays, tipo Tim Robbins. También vi que era un bogavante muy normal. Un poco por encima de la media, pero muy normal. Y en ese momento, mirándole sus ojitos, fui consciente de que tenía las horas contadas. Por ese motivo y allí mismo, en las puertas del Carrefour, cual Escarlata O´Hara y antes de que el vigilante me echara, me hice el juramento de que Bogavanteki tendría las mejores últimas horas de su vida.
De camino a casa le solté en el maletero del coche. No me parecía bien llevarle encerrado en una bolsa. Se me escapó en el garaje. Menuda montamos, pues se metió debajo del coche de la plaza de al lado y no quería salir de allí.
Al llegar a casa quise dejarle en la bañera, llena de agua y sal, para que se sintiera mejor. La idea era que fuera al frigorífico, pero tras una dura discusión se decidió dejarle en el fregadero de la cocina.
Pensé que más podía hacer por él. Un último deseo o algo así. Pensé que ya era tarde para traerle una bogavanta. Pensé que quizás querría venirse a ver a su compatriota Dave Douglas y se lo pregunté. Juro que asintió con las antenitas. Lo malo fue que la bolsa de congelados donde le llevaba y que colgaba de mi mano cantaba mucho. Tras otra fuerte discusión, que en esta ocasión perdí al grito de "se queda en casa, en el fregadero y a la vuelta del concierto del Dave ese, de cabeza a la nevera", se decidió dejar al pobre Bogavanteki solito. En una casa extraña.

No disfruté del concierto. A la vuelta pasé una noche de perros. Me levanté en dos ocasiones, para abrir la nevera el mismo número de veces. En la primera le arropé con un paño de cocina, como si de una manta se tratara. La segunda para comprobar si continuaba vivo. No conseguí dormir en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos me venía la imagen de Bogavanteki tiritando dentro de la nevera.

A la mañana siguiente, a eso del mediodía, le saqué del frigorífico. Seguía con vida. Algo perjudicado pero con vida. Le dejé dándose una ducha reparadora en el fregadero de la cocina.








El agua caliente corre por el cuerpo de Bogavanteki, quien cierra los ojos, dejándose llevar por la agradable sensación. El mismo agua caliente que primero empaña los cristales, luego los azulejos y finalmente toda la cocina. Una macabra figura de bata guateada, rulos en la cabeza y cuchillo en mano surge de entre el vaho, asestando una certera puñalada (seguida de otras cuantas más) en toda la espalda del pobre Bogavanteki. La sangre impregna los azulejos. Bogavanteki suelta pequeños chillidos, mientras con sus patitas trata de agarrarse a las paredes del fregadero. Se ve correr agua y sangre por el desagüe. Un minuto más tarde todo ha terminado.




Juro que mientras cocinaba se me caían las lágrimas. Las cuales fueron a caer dentro de la paellera. Quizás por eso, como a la protagonista de Como para agua chocolate, me salió tan bueno el arroz. Un arroz que solo fui capaz de probar tras tomarme dos copas de cava. Un arroz que os aseguro me salió buenísimo y me supo a gloria. En fin, nunca podré olvidar a Bogavanteki. Él fue el primero de una increíble saga de bogavantes que pienso seguir cocinando.

Vale, lo reconozco. Era incapaz de matar al bogavante. Para ello tuve que fingir ser Norman Bates. Y travestirme como su madre para ser capaz de cometer tal.... asesinato. No se vayan a creer, ocurre muy a menudo. El disfrazarse para fingir quien no eres y realizar lo que crees que no eres capaz de hacer.



Banda sonora:
-Murder by death (Un cadaver a los postres, 1976). La película me parece muy divertida. Dave Grusin ha compuesto infinidad de bandas sonoras: Campeón, Los tres días del Condor, Tootsie, El Graduado.....
- Tubular Bells (Tubular Bells, 1973). Que voy a decir de Mike Oldfield. Lo llevo escuchando desde que llevaba chupete. Esta canción, irremediablemente, siempre estará asociada a El exorcista. Decir que este álbum no fue el primero que me compré de él. Me lo compré años más tarde. Le tenía grabado en cinta. A partir del Tubular Bells 2 dejé de interesarme y perdí la cuenta. Así que no preguntéis por que número va. Creo que el primero que adquirí fue el Ommadawn.
- The Murder (Psicosis, 1960). Bernard Hermmann, compuso grandes y famosas bandas sonoras: Ciudadano Kane, Pero ¿quién mato a Harry?, Vertigo, El hombre que sabía demasiado, etc, etc.... Esta canción titulada "El asesinato" es la que se escucha en la escena más famosa de la película Psicosis. La también conocida como la escena de la ducha. Hitchcock, (quién estará retorciéndose en su tumba) para esa escena, no quería música. Fue Hermmann quien le convenció de lo contrario. Decir que sin esta inquietante música el efecto no hubiese sido el mismo.



Adoro los animales. En casa tuvimos de todo. Perros, un gato, peces, hamster, pájaros, un tío del pueblo... Como ya he dicho, de tó. Bueno, nos quedamos con ganas de tener un mono. Entiendo el dolor que puede sentir una persona al perder a un animal querido.

Y de postre aquí os dejo esto.



6 comentarios:

  1. Jajajajaja.....He de decir que te salió bueniiiiiisimo, y que estoy deseando ir a comprar a algún otro miembro de la familia de Bogavanteki!!! Pero sobre todo espero que hayas superado el trauma del cuchillo!!!jejeje

    Besos

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  2. Ja,ja,ja.....Ya sabes,en esas andamos, tratando de superarlo. Y mis horas en el psicólogo me estan costando. Quien por cierto es Iraquí y me dice que tengo que verlo de este modo: para una vez que estoy ante un norteamericano y soy yo el que tiene la sartén sujeta por el mango (bueno paellera), pues que me deje de remordimientos y disfrute del momento, joder!!!!!!. Pq pocas veces se va a volver a repetir esta situación. Y que por el dinero no me preocupe, siempre le puedo pagar invitandole a comer.

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  3. Perdona, volveré sobre el relato, pero antes pa' que no se me olvide... eres un mentiroso: los bogavantes no tienen sangre.

    La banda sonora... muy adecuada.
    Me voy a seguir leyendo... o releyendo.

    P.S. Los jubilados, en dónde son implacables en su violencia que todo lo arrastra, es... en los buffets libres de los hoteles cuando viajan con el INSERSO: empujan, aplastan, patean, pisotean, meten el codo y zancadillas, se llenan los platos y ponen todo perdido.

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  4. Muy bueno el relato, aunque algo "digresivo":
    ¿el ataque a la tercera edad es una venganza que tienes pendiente? Qué te veo venir..., que tú de viejito vas a ser muy, pero que muy peleón, qué lo veo "de venir"...

    Yo también conocí primero el Tubular Bells de Mike Olfield y compré la cinta de casete, y luego la caja con los tres primeros LPs, que te regalo cuando quieras... ¿o la he regalado ya? Déjame pensarlo.

    Luego, no me ha gustado nada más.

    Salud, asesino de Boggi

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  5. Gracias por los elogios.
    Digresivo?. Vale un poco, pero la culpa fue del cava.
    En vez de sangre iba a ver puesto salsa de tomate (que fue lo que utilizó Hitchcock). Puse sangre pa darle más realismo (ja,ja).
    Espero seguir siendo "peleón" (como los vinos) toda la vida. De viejecito sere gruñón y peleón. El más chulo de Gijón es mi ejemplo a seguir.
    Disco gratis!!!!! que guay!!!!!.
    Un beso.

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  6. Te ha salido un pareado: gruñon y peleón / el más chulo de Gijón.

    Recuerdame lo de la caja de Mike Olfield, porque ya se me había olvidado.

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